04 de mayo, 2024
Ahora los cables vinculan a Aníbal Fernández con el narcotráfico y el espionaje
En nuevos documentos revelados esta mañana por el sitio Wikileaks se publicaron varios informes de la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires, firmados por el encargado de negocios Thomas Kelly. Fechado en septiembre de 2009, uno de los cables señala que "como muchos políticos argentinos está salpicado por rumores de corrupción, incluidos vínculos con el narcotráfico".
Los cables también mencionan un viejo incidente que involucra al jefe de Gabinete, estos es que dirigía “equipos de inteligencia” propios para monitorear clandestinamente los correos electrónicos de políticos de la oposición.
En rigor, el escándalo es más amplio y vincula al jefe de Gabinete con espionaje a periodistas –La Política Online incluso sufrió un hackeo-, jueces y empresarios. De hecho, escándalo estalló cuando el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, descubrió que tenía su correo electrónico pinchado. Por aquellos años, Aníbal Fernández era ministro de Justicia y en la Corte Suprema creían que estaba detrás de las pinchaduras, que terminaron en una denuncia que instruye la juez federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, quien nunca lo llamó a indagatoria.
Se trata del famoso caso del espía Iván Vélazques, que lideraba lo que se conoció como la mafia d elos mail, que vendía los mails pinchados a periodistas, famosos, políticos y empresarios y que funcionaba por fuera de la estructura de la SIDE y supuestamente vinculado a Aníbal Fernández. Una vez que estalló el escándalo Vázquez y su socio se exiliaron en Uruguay y hoy se desconoce su paradero.
Como sea, el cable de la Embajada de EEUU conocido hoy indica que en septiembre de 2007 Aníbal Fernández dirigió un equipo de investigación extraoficial para conseguir información de candidatos electorales como Francisco de Narváez y Juan Carlos Blumberg. Y agrega, como se dijo, que según reportes de inteligencia, en noviembre de ese mismo año Fernández hackeó varias cuentas de mail, incluida la del titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti.
En el mismo sentido, se lo relaciona con maniobras para monitorear clandestinamente los correos electrónicos de distintas gobernaciones, ejecutivos de negocios y periodistas críticos de la administración de Néstor Kirchner.
Los cables exponen también una suerte de tarea de Inteligencia de la propia Embajada de los Esrados Unidos sobre el jefe de Gabinete, ya que detalla temas vinculados a su vida privada. Cuentan su trayectoria política, comentan que vive en Puerto Madero, con su esposa y su hijo y hasta detalles menores y conocidos como que es un fan de la tecnología, que "tiene teléfonos celulares", que en su oficina "tiene televisores con los noticieros" y que habla en inglés.
El reporte afirma también que durante los comicios legislativos de junio de 2009 estuvo vinculado con irregularidades para garantizar votos en las provincias de Buenos Aires y Córdoba. No obstante, el informe aclara que, a pesar de las fuerte acusaciones que pesan sobre él, no hay evidencia de las mismas.
El informe detalla que el actual jefe de Gabinete –a quien acusa de tener a veces un discurso y comportamiento groseros- con frecuencia negó que el tráfico de drogas sea el mayor problema del país, a pesar de que “las evidencias indican que carteles de la droga mexicanos y colombianos operan en la Argentina y que Argentina lidera el consumo de cocaína de Latinoamérica”.
En el mismo sentido, el cable agrega: “Aníbal Fernández insiste en que Argentina es sólo un lugar de tránsito y continúa negando la existencia de laboratorios de droga en la Argentina”. Y se destaca que el funcionario es desde hace tiempo un defensor de la descriminilización del consumo de drogas.
El informe también describe que el jefe de Gabinete advirtió al entonces vicepresidente Daniel Scioli que no debería tener la lucha contra el narcotráfico como lema principal de su campaña por la gobernación bonaerense. Y argumentó que Scioli no debería asumir los riesgos ya que los delitos relacionados con el narcotráfico “nunca serían resueltos”. Y ese punto del cable cierra con un interrogante: "¿Vínculos con el narcotráfico?".
Los informes también señalan que el lavado de dinero en la Argnetina, básicamente lava fondos provenientes de la política. Y en esa línea se menciona como uno d elos informantes al fiscal Raúl Plee.
El documento lo describe como un peronista de larga data y un aliado cercano al ex presidente Néstor Kirchner, además de calificarlo como el principal defensor de las políticas públicas del Gobierno.
Curiosamente, el cable habla de Fernández como el funcionario más accesible del gobierno de Cristina. Incluso afirma que fue el propio jefe de Gabinete quien se definió alguna vez como el más “pro americano” de los miembros del Ejecutivo. Pero esa postura, destacan, no lo detuvo a la hora de criticar a los Estados Unidos para proteger a los Kirchner, “tal como ocurrió durante el período 2007-2008 con el escándalo de la valija" de Antonini Wilson.
En rigor, el escándalo es más amplio y vincula al jefe de Gabinete con espionaje a periodistas –La Política Online incluso sufrió un hackeo-, jueces y empresarios. De hecho, escándalo estalló cuando el titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, descubrió que tenía su correo electrónico pinchado. Por aquellos años, Aníbal Fernández era ministro de Justicia y en la Corte Suprema creían que estaba detrás de las pinchaduras, que terminaron en una denuncia que instruye la juez federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, quien nunca lo llamó a indagatoria.
Se trata del famoso caso del espía Iván Vélazques, que lideraba lo que se conoció como la mafia d elos mail, que vendía los mails pinchados a periodistas, famosos, políticos y empresarios y que funcionaba por fuera de la estructura de la SIDE y supuestamente vinculado a Aníbal Fernández. Una vez que estalló el escándalo Vázquez y su socio se exiliaron en Uruguay y hoy se desconoce su paradero.
Como sea, el cable de la Embajada de EEUU conocido hoy indica que en septiembre de 2007 Aníbal Fernández dirigió un equipo de investigación extraoficial para conseguir información de candidatos electorales como Francisco de Narváez y Juan Carlos Blumberg. Y agrega, como se dijo, que según reportes de inteligencia, en noviembre de ese mismo año Fernández hackeó varias cuentas de mail, incluida la del titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti.
En el mismo sentido, se lo relaciona con maniobras para monitorear clandestinamente los correos electrónicos de distintas gobernaciones, ejecutivos de negocios y periodistas críticos de la administración de Néstor Kirchner.
Los cables exponen también una suerte de tarea de Inteligencia de la propia Embajada de los Esrados Unidos sobre el jefe de Gabinete, ya que detalla temas vinculados a su vida privada. Cuentan su trayectoria política, comentan que vive en Puerto Madero, con su esposa y su hijo y hasta detalles menores y conocidos como que es un fan de la tecnología, que "tiene teléfonos celulares", que en su oficina "tiene televisores con los noticieros" y que habla en inglés.
El reporte afirma también que durante los comicios legislativos de junio de 2009 estuvo vinculado con irregularidades para garantizar votos en las provincias de Buenos Aires y Córdoba. No obstante, el informe aclara que, a pesar de las fuerte acusaciones que pesan sobre él, no hay evidencia de las mismas.
El informe detalla que el actual jefe de Gabinete –a quien acusa de tener a veces un discurso y comportamiento groseros- con frecuencia negó que el tráfico de drogas sea el mayor problema del país, a pesar de que “las evidencias indican que carteles de la droga mexicanos y colombianos operan en la Argentina y que Argentina lidera el consumo de cocaína de Latinoamérica”.
En el mismo sentido, el cable agrega: “Aníbal Fernández insiste en que Argentina es sólo un lugar de tránsito y continúa negando la existencia de laboratorios de droga en la Argentina”. Y se destaca que el funcionario es desde hace tiempo un defensor de la descriminilización del consumo de drogas.
El informe también describe que el jefe de Gabinete advirtió al entonces vicepresidente Daniel Scioli que no debería tener la lucha contra el narcotráfico como lema principal de su campaña por la gobernación bonaerense. Y argumentó que Scioli no debería asumir los riesgos ya que los delitos relacionados con el narcotráfico “nunca serían resueltos”. Y ese punto del cable cierra con un interrogante: "¿Vínculos con el narcotráfico?".
Los informes también señalan que el lavado de dinero en la Argnetina, básicamente lava fondos provenientes de la política. Y en esa línea se menciona como uno d elos informantes al fiscal Raúl Plee.
El documento lo describe como un peronista de larga data y un aliado cercano al ex presidente Néstor Kirchner, además de calificarlo como el principal defensor de las políticas públicas del Gobierno.
Curiosamente, el cable habla de Fernández como el funcionario más accesible del gobierno de Cristina. Incluso afirma que fue el propio jefe de Gabinete quien se definió alguna vez como el más “pro americano” de los miembros del Ejecutivo. Pero esa postura, destacan, no lo detuvo a la hora de criticar a los Estados Unidos para proteger a los Kirchner, “tal como ocurrió durante el período 2007-2008 con el escándalo de la valija" de Antonini Wilson.
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Quién es el fiscal que acusó a Fernández
El escándalo de Wilikeks salpicó al jefe de Gabinete y uno de los que habría colaborado con la embajada de Estados Unidos es el fiscal General ante la Cámara Nacional de Casación Penal, Raúl Pleé. Criticado por el oficialismo, es el titular de la Unidad Fiscal que investiga el lavado de dinero.
Según Aníbal, las acusaciones de la Embajada “son una estupidez”
El jefe de Gabinete aseguró que no le "da entidad" a los cables de la embajada de los Estados Unidos que lo vinculan con el narcotráfico y el espionaje a la oposición. "Es un problema del Departamento de Estado, no nuestro", indicó Fernández. Además, aseguró que está "decepcionado" con el encargado de negocios Thomas Kelly.
EEUU cuestionó la voluntad del Gobierno para combatir el lavado
En otro de los documentos de Wikileaks, se muestra a la embajadora Vilma Martínez, que había reportado "la falta de voluntad política" del matrimonio presidencial para combatir el lavado de dinero. Además, hizo mención de que el Gobierno se habría negado a responder consultas de Suiza y otros dos países sobre operaciones dudosas con su dinero. Hasta ahora, este el cable más comprometedor para el Gobierno.
La filtración de cables diplomáticos estadounidenses que realiza WikiLeaks, con la invalorable y debidamente dosificada colaboración de cinco importantes medios gráficos internacionales, presenta un fuerte atractivo para el público. El grueso de lo publicado no sorprende a casi nadie. Lo que atrae, entonces, es ver a la hiperpotencia desnuda y tecnológicamente humillada, y pescada en un flagrante doble discurso que combina elogios en público con críticas y sospechas en privado. Les interesa descubrir el costado humano de la política internacional, el desfile de funcionarios de diferentes niveles deseosos de abrirse frente a interlocutores que, lo saben bien, harán llegar el mensaje a la metrópoli. Conocer, que Cristina de Kirchner puede ofrecerle su ayuda a Estados Unidos para poner en caja a Evo Morales, a quien pondera en público pero que en realidad, en realidad considera una persona no fácil. O que Michelle Bachelet puede ser muy amiga de la Presidente, pero que eso no le impide calificarla de inestable nada menos que en una conversación destinada a llegar a los escritorios más importantes del Departamento de Estado. Vaya novedad, lo mismo que puede estar haciendo a esta hora con usted su más íntimo amigo. Como no lo es que Sergio Massa haya tenido una opinión tan pobre de Néstor Kirchner paralela, de seguro, a la que éste, de poder defenderse hoy, expresaría sobre el intendente de Tigre o que Alberto Fernández haya indicado, palabras más o menos, que no le ve futuro al proyecto político del que en su momento decidió desertar. Le tocó el turno a Aníbal Fernández. Los calificativos que se le prodigan son impactantes, pero también lo es la admisión del propio redactor del cable, encargado de Negocios Thomas Kelly, de que sólo recogió comentarios de prensa y dichos varios sin fundamentación hasta el momento. La comidilla puede convertirse en cosa seria por las reacciones partidarias, electorales que genere y las implicancias políticas que tenga, no por su fiabilidad. Uno imagina que la inteligencia que realiza la diplomacia de Estados Unidos va un poco más allá de estas minucias, tan atractivas como las peleas en el elenco de Marcelo Tinelli. Así, no conviene descartar que el goteo que entregan cada día The New York Times, The Guardian, Le Monde, Der Spiegel y El País aporte en algún momento algo verdaderamente relevante. El wiki-escándalo revela algo más profundo, la mentalidad colonizada de muchos de quienes desfilan ante los diplomáticos para contar infidencias o articular alianzas y, también, desde ya, de muchos de quienes hoy las leemos. Otro ejemplo es el del ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, pescado en off-side justo cuando acaba de ser confirmado por Dilma Rousseff. Su carácter de mejor amigo de los Estados Unidos. Pero, si de mentalidad colonizada hablamos, queda un costado más, el de la legión de quienes consagran como verdad absoluta la visión que pueda tener el Gobierno de Estados Unidos sobre diferentes líderes políticos, que, en el fondo, es lo que se divulgó hasta ahora. A propósito, habrá cursado ya la Cancillería argentina a la embajada en Washington el interrogante sobre el estado mental actual de Hillary Clinton, sobre su capacidad para reaccionar positivamente. Queda totalmente en descubierto el accionar delictivo de los norteamericanos, con los países que no se someten a las directivas de estas lacras, que siempre pisotearon y empobrecieron a los países Latinoamericanos.
¿Porque no publican esos cables, ya que esas no son sospechas o preguntas, sino afirmaciones; y como argentino me interesa saber quienes son esos cipayos?